Porque constituye una técnica sencilla que no requiere inversión o grandes recursos, más que nuestra entera disposición para crear lazos entablando una comunicación sensitiva con los bebés.
Como docentes, al igual que los padres, somos responsables de acompañar a los niños y niñas en el traumátco, pero hermoso despertar ante el mundo.
A través de la implementación de estos masajes o caricias, afianzaremos la construcción de una vincularidad que ofrecerá al bebé seguridad, confianza, tranquilidad.
Si bien no estamos formados profesionalmente para responder de manera terapeútica (salud), podemos contribuir a lograr una mayor tranquilidad y adaptabilidad al medio.
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